La punta de su lengua, cosquilleó en su palma. Sus dedos, todavía en su cintura, se aferraron al dobladillo del suéter.
“No
podremos hacer mucho”, dijo, “Hasta que consigamos que estés desnudo.
Algo
cosquilleó en la conciencia de Robert. Se encontraba a la puerta de la
habitación. La confusión se arremolinó en sus pensamientos. ¿Por qué estaban a
oscuras? Había llegado a casa sólo un momento antes, escuchó la noticia de la
enfermedad de Kristen y…
El
miedo y la preocupación le llenaron tanto que apenas podía respirar. Se movió
hacia la puerta.
********
Demi
había esperado tanto tiempo por esto… demasiado tiempo. Joe levantó sus brazos,
permitiendo que tirara de su jersey.
Aunque ella le deseara desnudo tan pronto como fuera posible, se movía
despacio, disfrutando de revelar cada centímetro de su caliente masculinidad.
Su piel era dorada, musculosa y espolvoreada de vello oscuro, y el olor de su
carne acalorada, causó un apretón profundo en su interior. Inclinó la cabeza
para poder presionarle los labios en el centro del esternón. Besos, acariciando
los rizos que cruzaban su pecho,
inhalando su aroma, ella apenas era consciente que él había logrado finalmente
quitarse el jersey. Luego deslizó sus brazos alrededor de ella, y sus labios
descendieron para besar su cuello.
Ni siquiera nos hemos besado aún, pensó ella, y como si leyera su pensamiento,
empujó una mano en su pelo, enroscando sus dedos en los mechones oscuros
tirando de su cabeza hacia arriba y atrás. Ella pilló un destelló en sus ojos
un momento antes de que su boca se estrellara contra la suya. La lengua
presionó sus labios, para abrírselos y su lengua arrasó su interior a gusto,
devorando, saqueando. Ella gimió ante la invasión… ¿o fue él quien jadeó? No
importaba.
Poniéndose
de puntillas para subir los dos o tres centímetros de altura que los separaban,
apretó sus senos aun vestidos por su sujetador a su pecho desnudo. Sentía la
maravillosa longitud de acero detrás de la cremallera de sus pantalones, cuando
apretó contra su hueso púbico. Levantando una de sus piernas para acariciar con
la rodilla la parte externa de su muslo, se sintió abierta bajo sus bragas, y
el calor salía de su interior, haciendo que su canal goteara. A medida que su
necesidad se intensificaba, sólo tenía una vaga idea de él abriéndole el broche
del sujetador.
Otro
gemido llenó la noche y esta vez supo que provino de él. Rompiendo el beso, la
hizo girar. Sus manos acariciaron el frente de su cuerpo para agarrar sus
pechos y arrastrar su espalda contra su pecho. El placer se disparó por ella y
se arqueó en sus manos, de modo que sus pechos se derramaron por sus dedos
extendidos. Haciendo esto también trajo a su trasero a un contacto más cercano
con sus vaqueros y con la rígida longitud de su polla, que se presionaba contra
la hendidura entre las mejillas de su culo. Pensar que sólo la delgada tela de
nilón y él áspero vaquero los separaba envió otra lanza de placer por ella.
Pero esta fue más aguda y más enfocada en la parte inferior de su cuerpo.
“He
querido y deseado, esto por tanto tiempo”, susurró mientras sepultaba su cara
una vez más a un lado de su cuello.
“Yo
también”, fue lo único que pudo decir cuando sus manos le acariciaban y
apretaban sus pechos. Sus dedos pillaron sus pezones mientras su boca capturaba
uno de los lóbulos de sus orejas y comenzó a sorberlo, arremolinándole la
lengua contra la concha. Las vibraciones de necesidad tararearon por su cuerpo,
cuando él comenzó a besar y mordisquear un camino que bajó de su cuello a su
hombro.
Debió
sentir esta vibración, ya que deslizó sus manos hacia abajo, enganchado sus
pulgares en los lados de sus bragas y se las quitó. El movimiento le obligó a
doblar un poco las rodillas, y lo aprovechó para pasar su lengua hacia abajo,
por su columna. Sus dientes mordisquearon la carne donde la espalda comenzaba a
curvarse su culo, haciendo que se formara un estremecimiento que provocó un escalofrío
que avanzó lentamente por su piel. Cuando se enderezó, una de sus manos fue
adelante, acariciando su palpitante coño. Con cada avance de su mano, la
necesidad crecía en una necesidad más apretada. Por fin, sus dedos se abrieron
paso en la maraña de rizos que cubrían su monte, buscando sus labios hinchados
y palpitantes. Pero en vez de violar sus gruesos labios, sus dedos los
apretaron. La exquisita necesidad acompañó a una oleada de humedad, y ella
alcanzó con una de sus manos, para agarrar sus dedos y apretarlos más
fuertemente, y hacia arriba de modo que la sensación fluyera a su vagina y en
su matriz.
Sí, pensó, o tal vez lo dijo, cuando se intensificó el placer.
Su
mano libre fue para fijarse a la otra en sus labios y alinear su cuerpo con el
suyo. Estaba desnudo por fin. Su polla desnuda, tan dura y caliente contra su
culo. El vello en su pecho cosquilleó sus omóplatos, sus muslos dieron un golpe
a los suyos y luego uno de sus pies se enganchó alrededor de su tobillo. El
abrió su pierna, forzando sus piernas aparte, de modo que su coño se abriera
para él.
Demi
jadeó cuando la humedad salió de nuevo de entre los pliegues de sus labios. Un
grito de culminación surgió cuando él empujó dos dedos en su llorosa vagina,
enviando chispas a través de sus saturados nervios. Vacilando en el punto
culminante, ella ansiaba la liberación. Al mismo tiempo, quería mantenerse ese
momento, en esa sensación. Trató de aplazarlo, pero cuando una de sus manos se
elevó para pellizcarle un seno otra vez, y asir un tenso pezón, perdió el control. La necesidad se movió en
una espiral más apretada por un exquisito instante y luego se liberó. El placer
recorrió su cuerpo, pulsando en ondas de liberación que tuvieron gimiendo en
voz alta.
De
repente, ella fue volteada, cayó y aterrizó en la cama. Su boca cubría la suya,
su polla deslizándose dentro de su cuerpo. El tacto de su carne dura en su
vagina que se estremecía, intensificó su clímax y ella lanzó otro grito cuando
su cuerpo se fragmentó.
Joe
gimió cuando su apretado pasaje convulsionó alrededor de su pene. Se había
venido tan rápido, en el apretón de sus músculos interiores, atrayéndolo
profundamente dentro. El placer lo recorrió, tensando sus piernas y sus
músculos abdominales. Incluso sus nalgas se apretaron cuando fue superado por
el impulso primitivo de correrse en su interior. Pero no quería que este
encuentro acabara demasiado rápido. Había esperado demasiado tiempo, y quería
que el placer durara. Sin embargo, a su cuerpo no parecía importarle lo que su
mente quería. Su vagina estaba apretada y mojada, y las ondulaciones de su
clímax, vibraban a través de él. Sus pelotas se tensaron y su polla se hincho y
palpitó, impulsándolo a embestir más profundo. Los músculos de sus muslos se
hicieron cargo de la situación, poniendo más fuerza a sus empujes.
Tan bueno. Se siente… tan… malditamente bien.
El
la miró, intentando enfocarse en la forma en que su pelo negro se extendía
sobre la colcha de color gris pálido, tratando de aferrarse a este maravilloso
deseo que se enrollaba dentro de su vientre. Pero sus ojos se distrajeron. La
pasión y la luz de la luna dejaron vidriosos esos orbes de color azul oscuro
cuando ella gritó en otro punto culminante. La energía se apoderó de su cuerpo,
y él explotó en un millón de pedazos.
*******
Robert
observó a la pareja en la cama. La energía salió disparada de sus cuerpos
unidos, rodeándole, llenándole de vitalidad. La oleada aclaró su mente,
resucitando innumerables recuerdos de su amada muerta donde esos dos extraños
ahora se apareaban, la locura se apoderó de él, volviendo a sacar su daga.
Recordó el dolor, el flujo de la sangre, el paso para morir atravesado al
cuerpo todavía caliente de Kristen.
Un
grito apasionado le llamó la atención de nuevo a la mujer de la cama. Ella lo
miró por encima del hombro de su amante, justo antes de que sus ojos se
volvieran vidriosos con la culminación. Más recuerdos regresaron, de otros
amantes que lo habían mirado con miedo. Todos habían saltado separándose, sus
energías desaparecían abruptamente, devolviéndole a la oscuridad.
Pero
esta pareja siguió impulsándose juntos, llenando el aire con la fuerza de su
amor el uno por el otro. Esa fuerza fluía por Robert, le facultaba pensar más
allá de la locura con la que el dolor lo infectó aquella terrible noche.
“Dios,
perdóname por tomar el camino más cobarde”, susurró, dando voz a los
sentimientos que apenas había captado en el pasado. “Pero no se puede arreglar.
Hice lo que tenía que hacerse. No, no lo hice, no merecía estar con Kristen.”
El
calor corría por su espalda y se dio la vuelta. Una luz dorada brilló por las
ventanas. Una silueta se formó allí, una forma muy querida que lleno a su
corazón de alegría.
Kristen.
“Ven,
amor”, dijo, su voz como una brisa de primavera. “No tienes más que extender la
mano y podremos estar juntos.”
Sus
brazos se abrieron, pero dudó. “Te dejé morir sola. Eso es imperdonable.”
Ella
negó con la cabeza y pareció que las estrellas brillaban en su pelo dorado. “Tu
amor es tu perdón. Ven… antes de que la energía se disperse y la oscuridad te
alcance una vez más.”
Él
lo sintió, el oscurecimiento de la conciencia. Mirando hacia atrás, a la cama,
vio que los amantes se habían separado. Estaban uno al lado del otro, sus
miradas se concentraban en él. Le habían dado energía para que se apareciese,
quedándose el tiempo suficiente para alcanzar la salvación que le ofrecía Kristen.
¿Puede ser tan simple?
Recopilando
la energía que subsistía, se volvió hacia la luz dorada. Tomó la mano de Kristen,
sintiendo el calor de sus dedos, y luego ella lo llevó hacia adelante. La luz
lo rodeó y caminó con Kristen al cielo que tantas ganas había tenido de
alcanzar.
********
Demi
miró a Joe, ya que ambos se apoyaban en sus codos. “¿Los viste?”, susurró. “¿Lo
oíste?”
El
asintió con la cabeza despacio, todavía contemplando la ventana por la cual la
hermosa luz dorada había aparecido brevemente. “Lo hice.”
Una
sensación de asombro la recorrió, aumentada por el placer que ella y Joe habían
compartido. “Creo que tu problema con el espíritu se ha resuelto.”
“Creo
que tienes razón.” Se dio la vuelta para estar enfrente de ella, una sonrisa
encendió sus ojos. “¿Por qué no celebramos su reencuentro?”
Rodando
a su lado, ella levantó sus dedos para acariciar el centro de su pecho desnudo.
Su toque hizo que su piel se estremeciera y sus pezones se tensaran. “Creo que
tenemos nuestro propio reencuentro que celebrar”, dijo ella, excitada por su
reacción.
“Estoy
de acuerdo y esta vez no te dejare ir tan fácil”, dijo él y luego se acercó,
sus labios capturaron los suyos en un beso que chamuscó su alma.
Fin
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Hola espero que te aya gustado y feliz Dia de Muertos o Halloween.
Att:Vic ;D
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Hola espero que te aya gustado y feliz Dia de Muertos o Halloween.
Att:Vic ;D