— Eres
muy bueno tramando complots, amigo.
— Por
eso es por lo que me pagan tanto dinero. —Le dijo guiñándole un ojo.
Demi se
rió. Ninguno de ellos tenía un buen sueldo. Estaban mal pagados, trabajaban
demasiado y estaban estresados la mayor parte del tiempo. Y ella se había
mudado de todas formas desde Nebraska. Todos estaban locos, pensó ella negando
con la cabeza. Pero amaban los libros. Ella recogió su portafolios y se
apresuró hacia la puerta.
— ¿A
dónde vas ahora? —Preguntó Taylor con interés. Él caminaba detrás de ella.
— A casa
para acostarme. Necesito dormir antes de que pueda considerar tus sugerencias
correctamente.
* * * * *
Demi
durmió larga y tendidamente, principalmente porque estaba segura de que había
una respuesta a su problema en lo que había dicho Taylor. Si sólo pudiera
pensar claramente, entonces encontraría la solución. Esa creencia aliviaba el
malestar que sentía en su corazón y le daba esperanzas para un posible futuro
con Joe.
Era
media tarde cuándo Demi despertó por el sonido de golpes en su puerta.
Adormilada salió de la cama, arrastrando su bata rosa vellosa y sus alpargatas
rosadas de conejitos delante sobre su camisón de franela con conejitos y se
abrió paso hacia la sala de estar.
— ¿Quién
es? —Preguntó bostezando cuando llegó a la puerta.
— Denise.
Demi se
desperezó, su cansancio desapareció en un pestañeo. ¿La madre de Joe? Díos mío.
La
sonrisa que mostraba era cautelosa mientras habría la puerta.
— Señora
Jonas. ¡Qué sorpresa!.
—
Imagino que si. —Denise mostraba una sonrisa divertida.— ¿Puedo pasar?
— Por
supuesto. —Demi retrocedió unos pasos para dejar entrar a la mujer, luego cerró
la puerta y la siguió por el pequeño vestíbulo hasta la diminuta sala de
estar.— ¿Le apetece algo de beber? ¿café, té o zumo?
— No,
gracias. —Denise se acomodó en el sofá, su mirada se fijó en el escrito que
había sobre la mesa del café, luego en el ordenador colocado en la pequeña
mesa.— Veo que tú eres escritora como Joe.
La
mirada fija de Demi descendió automáticamente hacia los primeros diez capítulos
de la historia que ella escribía. Los había impreso para editarlos, pero nunca
había tenido oportunidad.
— No es
maravilloso que os dediquéis a lo mismo. Te pareces en muchas cosas, pero eres
diferente en otras.
Demi
cambió de posición con inquietud.
— Señora
Jonas.
— Te
pedí que me llamaras Denise, si no recuerdo bien. —La interrumpió serenamente.
— Denise.
—Se corrigió Demi.— Yo...
— He
venido a ayudarte. —La madre de Joe la interrumpió otra vez.— No para
persuadirte o recriminarte, pero te ayudaré a tomar lo que probablemente será
la decisión más dura de tu vida.
Demi
vaciló, luego preguntó.
—
¿Puedes? ¿Me puedes ayudar realmente? Joe es tu hijo.
— Sí, lo
es. Pero también tuve que tomar esta decisión cientos de años atrás. Y sé lo
duro que es.
Demi
quedó sorprendida.
—
Quieres decir, que no eres...
— Era
humana como tú cuando conocí al padre de Joe, Claude. Él era moreno y erótico y
me pareció muy fuerte en ese momento. Creí que le amaba. Creía que él me amaba.
Pero él no me amaba. Su corazón había sido dado a otra mucho antes de que él me
escogiera como pareja.
Demi se
recostó, sintiendo como si le hubieran dado puñetazos. Ella había dudado dejar
a su familia por Joe, pero nunca había cuestionado su amor por él. No desde que
lo admitió en ese cuarto de baño del hotel en la conferencia. Pero qué
ocurriría si ella realmente no le amaba, estaba completamente deslumbrada por
su encanto y sus poderes y... Sus pensamientos murieron cuando Denise estalló
de risa.
— Lo
siento, mi amor. —Se disculpó la mujer, cubriendo su boca un momento. Ella se
explicó.— Es solo que tus pensamientos son realmente lo más tonto que he oído
en mucho tiempo. ¿Deslumbrada por su encanto y sus poderes? Tú rechazas esos
poderes que tontamente te asustan. Por lo que respecta a su encanto, Joe es mi
hijo y yo le amo, pero debo admitir que tristemente carece de encanto. El
hombre es tan hosco y gruñón como un oso quitándose una espina de su trasero
hasta que tú apareciste en su vida.
Demi se
impresionó al oír como la mujer utilizaba expresiones modernas, pero estaba mas
afectada con...
—
¿Puedes leer mi mente?
Denise
asintió con la cabeza.
— Pero, Joe
dijo que mi mente era demasiado fuerte para que él pudiera leerla. Él dijo...
— Él no
podría leer tu mente. —La tranquilizó Denise.— Tú eras cautelosa con él porque
estabas ya medio enamorada. No te has molestado en ocultármelo a mí, sin
embargo, y he leído tu mente y he reconocido tu renuente respeto y amor todo el
tiempo. Nunca dudes de tu amor por él, Demi. Tú reconociste su verdadero
carácter en sus libros, y que su comportamiento antipático escondía un alma
sensible. as aprendido mucho más desde que lo conociste y empezaste a amarlo...
a pesar de esas habilidades especiales que encuentras tan aborrecibles.
Demi
guardó silencio por un momento.
— Pero
tú no amabas a Claude.
— No. No
con la clase de amor que tú y Joe compartís. Claude no era tan fuerte como
nuestros hijos han llegado a ser. Él era un hombre esencialmente débil, creí
que lo amaba mucho. Pero al final, era como un quinto hijo en vez de ser el
compañero y amigo que debería ser un marido. Él parecía no tener esperanzas,
pienso que eso fue lo que lo llevó a la bebida y hacerse adicto a las drogas y
eso lo llevó a la muerte. —Ella suspiró. Luego, encogiéndose, dijo:— Pero eso
no tiene importancia. Lo que importa es esto, el hecho de que nunca he
lamentado mi decisión para unirme a él. Tengo cuatro hijos maravillosos y dos
de ellos casados. He visto como ha cambiado el mundo de una forma que nunca
hubiera podido imaginar. He hecho casi todo lo que he querido, pero cada día
surgen más cosas que quiero hacer.
— ¿Qué
pasaría si no soy lo suficientemente fuerte? ¿Si me convierto en lo que fue Claude?
— Tú
eres lo suficientemente fuerte. La
tranquilizó Denise— Lo he visto en tu mente. Tú, Joe y todos mis hijos. Tienes
esperanzas. No importa lo mala que sea la situación, o lo mal que te sientas,
siempre te queda un pequeño grano de esperanza en tu corazón, y eso te hace
fuerte. Te obliga a enjugar las lágrimas, liar un vendaje sobre tus heridas, y
reiniciar tu vida. Serás una buena compañera para Joe.
Demi
estuvo de acuerdo. Pero todavía le quedaba una preocupación.
— ¿Mi
familia?
La
expresión de Denise se volvió triste.
— Sí. Tu
familia. Si te hubiéramos preguntado si abandonarías todo por estar con un
hombre especial.
Demi
repentinamente contuvo el aliento mientras las palabras de Denise le hacían
recordar: “Es especial, tu hombre. Pero para estar con él
tendrás
que tomar una decisión. Tendrás que abandonarlo todo. Si tienes valor, entonces
todo lo que tú alguna vez quisiste será tuyo. Si no...”
—
Seríamos tu familia, Demi. —Dijo Denise suavemente.— Mientras estén vivos,
podrás mantener contacto con tu otra familia.
— Joe
dijo eso después de diez años...
— Sí.
—Interrumpió Denise.— Dentro de diez o veinte años, Demi C. Lovato no debe ser
vista por los que la conocen y la quieren... al menos los que no son de nuestra
clase. Pero podrías escribirles. Ellos no deben ver que no estás envejeciendo.
Tendrás que evitarlos y viajar, dar disculpas para no visitarlos o acudir a los
entierros. Sería más fácil para Demi tener un accidente y hacer creer que está
muerta, pero hay otras formas más intrincadas para resolver cosas. ¿Seguramente
Joe vale ese esfuerzo ?
* * * * *
— Gracias. —Murmuró Joe mientras Nick cerraba la puerta de
la caravana donde habían metido el ataúd que él y Joe acababan de trasladar
desde el sótano.
— Sin problemas. —Le aseguró Nick.— Almacenaré eso en mi
sótano hasta que Kevin pueda resignarse a separarse de él. Sólo le diré a mi
ama de llaves que no se tome la molestia de limpiar el sótano por algún tiempo.
Joe metió las manos dentro de los bolsillos e inclinó la
cabeza. Supuso que debería invitar a su hermano a entrar para tomar alguna
bebida o algo por el estilo, pero a él no le apetecía hablar mucho en este
momento. Su madre había ido esa mañana para ver como se encontraba, Kevin había
mencionado que Demi había venido. Denise le había hecho decir lo que había
sucedido entre ellos, luego le había dejado ensimismado en su pensamientos. Él
sospechó que la visita de Nick con la excusa de recoger el ataúd había sido una
excusa para averiguar como se encontraba otra vez, y él esperaba completamente
que Kevin y Selena encontrarían la manera de ir a su casa para comprobar como
se encontraba. Supuso que debería estar agradecido por la distracción que le
ofrecían. Él se había estado volviendo loco caminando de arriba a bajo por su
casa, en espera de que Demi reconsiderara su propuesta..
— Bueno, debería... —Nick hizo una pausa y recorrió con la
mirada el camino de acceso mientras un coche se detenía en el camino.— Esa es
la limusina de mamá.
— Sí. —Joe suspiró, pensando que tendría para poner buena cara
y que no se estaba volviendo loco lentamente. Por otra parte, él nunca se había
tomado la molestia de poner buena cara en otras cosas antes. ¿Por qué se tomaba
la molestia ahora?
— Hmm. Bien, será mejor que me vaya.
Joe miró sorprendido a su hermano. Por un momento, creyó que
Nick procuraba evitar a su madre, pero entonces él miró hacia la limusina y vio
a una rubia salir del coche.
— Demi. —Suspiró él. Él permaneció de pie allí mientras su
hermano entraba en la caravana. La limusina se alejó del camino de acceso,
dejando atrás a Demi; Después la caravana de Nick la siguió. Inmóviles, él y Demi
se quedaron de pie allí, mirándose el uno al otro. No fue hasta que ambos
vehículos se fueron que Demi se acercó a él. Joe se encontró acercándose
también.
Se encontraron a mitad de camino, se quedaron mirándose el
uno al otro a los ojos. Luego Demi dijo:
— ¿Podemos entrar?
— Oh. —Joe parpadeó. Esas no habían sido las primeras
palabras que había deseado oír. Pero estaban mejor que una patada en el culo.
La última vez que ella estuvo allí, ella no había estado dispuesta a entrar en
la casa. Esto debía ser una buena señal. Pero él estaba impaciente por oír su
decisión, así es que él la agarró por el brazo, giró sobre sus talones y la
apresuró a seguirlo.
Entrando en la casa, Joe cerró la puerta detrás de ellos con
un ruido sordo, se apoyó contra ella y devoró a Demi con la mirada. ¿Le haría
ella el hombre más feliz de la Tierra o el más miserable que haya existido? Él
tenía esperanza de que fuera la decisión más feliz..
— Te amo.
Ese era un buen principio, decidió Joe.
— Y, sí, me casaré contigo y compartiré mi vida contigo.
Joe empezó a acercarse a ella, luego se detuvo.
— ¿Y tu familia?
— No los puedo abandonar completamente, Joe. —Admitió ella
apológicamente.— Los amo. Pero dejaré de verlos y sólo les escribiré cuando se
haga evidente que no estoy envejeciendo.
Joe se apartó de la puerta y la arrastró a sus brazos. Su
solución era maravillosa. Él la besó con todo el alivio, amor y gratitud que
sentía, luego la levantó en brazos y subió las escaleras, dirigiéndose hacia su
dormitorio.
— Te amo, Demi. Te haré feliz. No lamentarás esto. —Le
aseguró él mientras le besaba la cara.
— Se que no. —Dijo ella suavemente, sus brazos le rodearon
el cuello. — Y seremos felices.— Estaban cerca de la habitación cuando ella se
aclaró la garganta y preguntó:— Umm, ¿joe?
— ¿Sí, amor? —Preguntó mientras abría la puerta. Ella
finalmente vio su cuarto. Cualquier pensamientos que ella había tenido de que
él dormía en un ataúd desapareció inmediatamente de su mente. No había ninguna
duda de que esta era la habitación de Joe. Como el hombre mismo, era una mezcla
magistral de plata negra y de alabastro. Las ventanas y la cama estaban
cubiertas de cortinas negras que bloqueaba la entrada de cualquier rayo de sol.
No fue hasta que Joe la había colocado en medio de la cama y
se había dejado caer encima sobre ella que recordó lo que ella le había querido
preguntar. Colocando una mano sobre su hombro para detener sus besos, ella
preguntó:
— ¿Eso va a doler?.
Joe se quedó quieto, sus cejas se elevaron.
— ¿La conversión?
Demi asintió con la cabeza.
— Bueno. —Él frunció el ceño.— No estoy seguro. Nunca he
convertido a nadie antes. —Él vaciló, luego comenzó a ponerse derecho.—
Telefonearé a mi madre y le preguntaré. Ella debería saberlo.
— No. —Se incorporó, Demi abrazó sus hombros y presionó su
cara contra su espalda, luego terminó.— No. No me importa si duele. Caminaría a
través de los fuegos del infierno por ti.
Ella sintió su espalda temblar de la risa. Luego le dijo:
— Y robaría un banco de sangre y te lo ofrecería para
alimentarme.
Él se volvió en la cama y enmarcó su cara con las manos,
luego agregó:
— E incluso te permitiría mantener contacto ocasionalmente
con tu familia. —Él inclinó su cabeza para darle un suave y reverente beso en
sus labios.— Soy un hombre muy afortunado.
Demi
negó solemnemente. Entonces sus labios sonrieron traviesamente y ella dijo:
— Espero
que sigas diciendo eso dentro de cien años. Cuando te fastidie para sacar la
basura y cambiar el pañal del bebé.
Joe reída ahogadamente y la hizo retroceder en la cama.
— Será un placer. Todo contigo será placentero.
Demi meramente negó con la cabeza y empujó la de él hacia
abajo para darle un beso. Ella no era lo suficientemente tonta como para creer
que nunca discutirían, aunque que el detalle de la basura fuese un placer para
él, ella se sentía segura de que podrían capear las tormentas en los siguientes
siglos. Después de todo, ellos tenían esperanza... y mientras tuvieran eso, cualquier
cosa podría ser posible.
Fin.
Fin.