viernes, 30 de noviembre de 2012

•*´¨`*•♥•Vampiro Solitario•♥•*´¨`*• Jemi ★Cap: 56 ¡Final!


— Eres muy bueno tramando complots, amigo.

— Por eso es por lo que me pagan tanto dinero. —Le dijo guiñándole un ojo.

Demi se rió. Ninguno de ellos tenía un buen sueldo. Estaban mal pagados, trabajaban demasiado y estaban estresados la mayor parte del tiempo. Y ella se había mudado de todas formas desde Nebraska. Todos estaban locos, pensó ella negando con la cabeza. Pero amaban los libros. Ella recogió su portafolios y se apresuró hacia la puerta.

— ¿A dónde vas ahora? —Preguntó Taylor con interés. Él caminaba detrás de ella.

— A casa para acostarme. Necesito dormir antes de que pueda considerar tus sugerencias correctamente.

* * * * *

Demi durmió larga y tendidamente, principalmente porque estaba segura de que había una respuesta a su problema en lo que había dicho Taylor. Si sólo pudiera pensar claramente, entonces encontraría la solución. Esa creencia aliviaba el malestar que sentía en su corazón y le daba esperanzas para un posible futuro con Joe.

Era media tarde cuándo Demi despertó por el sonido de golpes en su puerta. Adormilada salió de la cama, arrastrando su bata rosa vellosa y sus alpargatas rosadas de conejitos delante sobre su camisón de franela con conejitos y se abrió paso hacia la sala de estar.

— ¿Quién es? —Preguntó bostezando cuando llegó a la puerta.

— Denise.

Demi se desperezó, su cansancio desapareció en un pestañeo. ¿La madre de Joe? Díos mío.

La sonrisa que mostraba era cautelosa mientras habría la puerta.

— Señora Jonas. ¡Qué sorpresa!.

— Imagino que si. —Denise mostraba una sonrisa divertida.— ¿Puedo pasar?

— Por supuesto. —Demi retrocedió unos pasos para dejar entrar a la mujer, luego cerró la puerta y la siguió por el pequeño vestíbulo hasta la diminuta sala de estar.— ¿Le apetece algo de beber? ¿café, té o zumo?

— No, gracias. —Denise se acomodó en el sofá, su mirada se fijó en el escrito que había sobre la mesa del café, luego en el ordenador colocado en la pequeña mesa.— Veo que tú eres escritora como Joe.

La mirada fija de Demi descendió automáticamente hacia los primeros diez capítulos de la historia que ella escribía. Los había impreso para editarlos, pero nunca había tenido oportunidad.

— No es maravilloso que os dediquéis a lo mismo. Te pareces en muchas cosas, pero eres diferente en otras.

Demi cambió de posición con inquietud.

— Señora Jonas.

— Te pedí que me llamaras Denise, si no recuerdo bien. —La interrumpió serenamente.

— Denise. —Se corrigió Demi.— Yo...

— He venido a ayudarte. —La madre de Joe la interrumpió otra vez.— No para persuadirte o recriminarte, pero te ayudaré a tomar lo que probablemente será la decisión más dura de tu vida.

Demi vaciló, luego preguntó.

— ¿Puedes? ¿Me puedes ayudar realmente? Joe es tu hijo.

— Sí, lo es. Pero también tuve que tomar esta decisión cientos de años atrás. Y sé lo duro que es.

Demi quedó sorprendida.

— Quieres decir, que no eres...

— Era humana como tú cuando conocí al padre de Joe, Claude. Él era moreno y erótico y me pareció muy fuerte en ese momento. Creí que le amaba. Creía que él me amaba. Pero él no me amaba. Su corazón había sido dado a otra mucho antes de que él me escogiera como pareja.

Demi se recostó, sintiendo como si le hubieran dado puñetazos. Ella había dudado dejar a su familia por Joe, pero nunca había cuestionado su amor por él. No desde que lo admitió en ese cuarto de baño del hotel en la conferencia. Pero qué ocurriría si ella realmente no le amaba, estaba completamente deslumbrada por su encanto y sus poderes y... Sus pensamientos murieron cuando Denise estalló de risa.

— Lo siento, mi amor. —Se disculpó la mujer, cubriendo su boca un momento. Ella se explicó.— Es solo que tus pensamientos son realmente lo más tonto que he oído en mucho tiempo. ¿Deslumbrada por su encanto y sus poderes? Tú rechazas esos poderes que tontamente te asustan. Por lo que respecta a su encanto, Joe es mi hijo y yo le amo, pero debo admitir que tristemente carece de encanto. El hombre es tan hosco y gruñón como un oso quitándose una espina de su trasero hasta que tú apareciste en su vida.

Demi se impresionó al oír como la mujer utilizaba expresiones modernas, pero estaba mas afectada con...

— ¿Puedes leer mi mente?

Denise asintió con la cabeza.

— Pero, Joe dijo que mi mente era demasiado fuerte para que él pudiera leerla. Él dijo...

— Él no podría leer tu mente. —La tranquilizó Denise.— Tú eras cautelosa con él porque estabas ya medio enamorada. No te has molestado en ocultármelo a mí, sin embargo, y he leído tu mente y he reconocido tu renuente respeto y amor todo el tiempo. Nunca dudes de tu amor por él, Demi. Tú reconociste su verdadero carácter en sus libros, y que su comportamiento antipático escondía un alma sensible. as aprendido mucho más desde que lo conociste y empezaste a amarlo... a pesar de esas habilidades especiales que encuentras tan aborrecibles.

Demi guardó silencio por un momento.

— Pero tú no amabas a Claude.

— No. No con la clase de amor que tú y Joe compartís. Claude no era tan fuerte como nuestros hijos han llegado a ser. Él era un hombre esencialmente débil, creí que lo amaba mucho. Pero al final, era como un quinto hijo en vez de ser el compañero y amigo que debería ser un marido. Él parecía no tener esperanzas, pienso que eso fue lo que lo llevó a la bebida y hacerse adicto a las drogas y eso lo llevó a la muerte. —Ella suspiró. Luego, encogiéndose, dijo:— Pero eso no tiene importancia. Lo que importa es esto, el hecho de que nunca he lamentado mi decisión para unirme a él. Tengo cuatro hijos maravillosos y dos de ellos casados. He visto como ha cambiado el mundo de una forma que nunca hubiera podido imaginar. He hecho casi todo lo que he querido, pero cada día surgen más cosas que quiero hacer.

— ¿Qué pasaría si no soy lo suficientemente fuerte? ¿Si me convierto en lo que fue Claude?

— Tú eres lo suficientemente fuerte.  La tranquilizó Denise— Lo he visto en tu mente. Tú, Joe y todos mis hijos. Tienes esperanzas. No importa lo mala que sea la situación, o lo mal que te sientas, siempre te queda un pequeño grano de esperanza en tu corazón, y eso te hace fuerte. Te obliga a enjugar las lágrimas, liar un vendaje sobre tus heridas, y reiniciar tu vida. Serás una buena compañera para Joe.

Demi estuvo de acuerdo. Pero todavía le quedaba una preocupación.

— ¿Mi familia?

La expresión de Denise se volvió triste.

— Sí. Tu familia. Si te hubiéramos preguntado si abandonarías todo por estar con un hombre especial.

Demi repentinamente contuvo el aliento mientras las palabras de Denise le hacían recordar: “Es especial, tu hombre. Pero para estar con él tendrás que tomar una decisión. Tendrás que abandonarlo todo. Si tienes valor, entonces todo lo que tú alguna vez quisiste será tuyo. Si no...”

— Seríamos tu familia, Demi. —Dijo Denise suavemente.— Mientras estén vivos, podrás mantener contacto con tu otra familia.

— Joe dijo eso después de diez años...

— Sí. —Interrumpió Denise.— Dentro de diez o veinte años, Demi C. Lovato no debe ser vista por los que la conocen y la quieren... al menos los que no son de nuestra clase. Pero podrías escribirles. Ellos no deben ver que no estás envejeciendo. Tendrás que evitarlos y viajar, dar disculpas para no visitarlos o acudir a los entierros. Sería más fácil para Demi tener un accidente y hacer creer que está muerta, pero hay otras formas más intrincadas para resolver cosas. ¿Seguramente Joe vale ese esfuerzo ?



* * * * *
— Gracias. —Murmuró Joe mientras Nick cerraba la puerta de la caravana donde habían metido el ataúd que él y Joe acababan de trasladar desde el sótano.
— Sin problemas. —Le aseguró Nick.— Almacenaré eso en mi sótano hasta que Kevin pueda resignarse a separarse de él. Sólo le diré a mi ama de llaves que no se tome la molestia de limpiar el sótano por algún tiempo.
Joe metió las manos dentro de los bolsillos e inclinó la cabeza. Supuso que debería invitar a su hermano a entrar para tomar alguna bebida o algo por el estilo, pero a él no le apetecía hablar mucho en este momento. Su madre había ido esa mañana para ver como se encontraba, Kevin había mencionado que Demi había venido. Denise le había hecho decir lo que había sucedido entre ellos, luego le había dejado ensimismado en su pensamientos. Él sospechó que la visita de Nick con la excusa de recoger el ataúd había sido una excusa para averiguar como se encontraba otra vez, y él esperaba completamente que Kevin y Selena encontrarían la manera de ir a su casa para comprobar como se encontraba. Supuso que debería estar agradecido por la distracción que le ofrecían. Él se había estado volviendo loco caminando de arriba a bajo por su casa, en espera de que Demi reconsiderara su propuesta..
— Bueno, debería... —Nick hizo una pausa y recorrió con la mirada el camino de acceso mientras un coche se detenía en el camino.— Esa es la limusina de mamá.
— Sí. —Joe suspiró, pensando que tendría para poner buena cara y que no se estaba volviendo loco lentamente. Por otra parte, él nunca se había tomado la molestia de poner buena cara en otras cosas antes. ¿Por qué se tomaba la molestia ahora?
— Hmm. Bien, será mejor que me vaya.
Joe miró sorprendido a su hermano. Por un momento, creyó que Nick procuraba evitar a su madre, pero entonces él miró hacia la limusina y vio a una rubia salir del coche.
— Demi. —Suspiró él. Él permaneció de pie allí mientras su hermano entraba en la caravana. La limusina se alejó del camino de acceso, dejando atrás a Demi; Después la caravana de Nick la siguió. Inmóviles, él y Demi se quedaron de pie allí, mirándose el uno al otro. No fue hasta que ambos vehículos se fueron que Demi se acercó a él. Joe se encontró acercándose también.
Se encontraron a mitad de camino, se quedaron mirándose el uno al otro a los ojos. Luego Demi dijo:
— ¿Podemos entrar?
— Oh. —Joe parpadeó. Esas no habían sido las primeras palabras que había deseado oír. Pero estaban mejor que una patada en el culo. La última vez que ella estuvo allí, ella no había estado dispuesta a entrar en la casa. Esto debía ser una buena señal. Pero él estaba impaciente por oír su decisión, así es que él la agarró por el brazo, giró sobre sus talones y la apresuró a seguirlo.
Entrando en la casa, Joe cerró la puerta detrás de ellos con un ruido sordo, se apoyó contra ella y devoró a Demi con la mirada. ¿Le haría ella el hombre más feliz de la Tierra o el más miserable que haya existido? Él tenía esperanza de que fuera la decisión  más feliz..
— Te amo.
Ese era un buen principio, decidió Joe.
— Y, sí, me casaré contigo y compartiré mi vida contigo.
Joe empezó a acercarse a ella, luego se detuvo.
— ¿Y tu familia?
— No los puedo abandonar completamente, Joe. —Admitió ella apológicamente.— Los amo. Pero dejaré de verlos y sólo les escribiré cuando se haga evidente que no estoy envejeciendo.
Joe se apartó de la puerta y la arrastró a sus brazos. Su solución era maravillosa. Él la besó con todo el alivio, amor y gratitud que sentía, luego la levantó en brazos y subió las escaleras, dirigiéndose hacia su dormitorio.
— Te amo, Demi. Te haré feliz. No lamentarás esto. —Le aseguró él mientras le besaba la cara.
— Se que no. —Dijo ella suavemente, sus brazos le rodearon el cuello. — Y seremos felices.— Estaban cerca de la habitación cuando ella se aclaró la garganta y preguntó:— Umm, ¿joe?
— ¿Sí, amor? —Preguntó mientras abría la puerta. Ella finalmente vio su cuarto. Cualquier pensamientos que ella había tenido de que él dormía en un ataúd desapareció inmediatamente de su mente. No había ninguna duda de que esta era la habitación de Joe. Como el hombre mismo, era una mezcla magistral de plata negra y de alabastro. Las ventanas y la cama estaban cubiertas de cortinas negras que bloqueaba la entrada de cualquier rayo de sol.
No fue hasta que Joe la había colocado en medio de la cama y se había dejado caer encima sobre ella que recordó lo que ella le había querido preguntar. Colocando una mano sobre su hombro para detener sus besos, ella preguntó:
— ¿Eso va a doler?.
Joe se quedó quieto, sus cejas se elevaron.
— ¿La conversión?
Demi asintió con la cabeza.
— Bueno. —Él frunció el ceño.— No estoy seguro. Nunca he convertido a nadie antes. —Él vaciló, luego comenzó a ponerse derecho.— Telefonearé a mi madre y le preguntaré. Ella debería saberlo.
— No. —Se incorporó, Demi abrazó sus hombros y presionó su cara contra su espalda, luego terminó.— No. No me importa si duele. Caminaría a través de los fuegos del infierno por ti.
Ella sintió su espalda temblar de la risa. Luego le dijo:
— Y robaría un banco de sangre y te lo ofrecería para alimentarme.
Él se volvió en la cama y enmarcó su cara con las manos, luego agregó:
— E incluso te permitiría mantener contacto ocasionalmente con tu familia. —Él inclinó su cabeza para darle un suave y reverente beso en sus labios.— Soy un hombre muy afortunado.
Demi negó solemnemente. Entonces sus labios sonrieron traviesamente y ella dijo:
— Espero que sigas diciendo eso dentro de cien años. Cuando te fastidie para sacar la basura y cambiar el pañal del bebé.
Joe reída ahogadamente y la hizo retroceder en la cama.
— Será un placer. Todo contigo será placentero.
Demi meramente negó con la cabeza y empujó la de él hacia abajo para darle un beso. Ella no era lo suficientemente tonta como para creer que nunca discutirían, aunque que el detalle de la basura fuese un placer para él, ella se sentía segura de que podrían capear las tormentas en los siguientes siglos. Después de todo, ellos tenían esperanza... y mientras tuvieran eso, cualquier cosa podría ser posible.

Fin.
Muchas Gracias por leer esta novela espero que te aya gustado....Att:Vick 


miércoles, 21 de noviembre de 2012

•*´¨`*•♥•Vampiro Solitario•♥•*´¨`*• Jemi ★Cap: 55


Llamaré un taxi para ti. —Demi se relajó, una sonrisa de agradecimiento se formó en sus labios.

— Muchas gracias.

Demi logró conseguir un vuelo de regreso a Nueva York para esa noche. Pasó el tiempo antes, durante y después del vuelo vacilando entre la felicidad y la desesperación. Joe la amaba. Ella no era simplemente una fuente de alimento para él. No estaba muerto, no dormía en un ataúd, y él la amaba. Todo esto era maravilloso, maravilloso. Pero para estar con él, debía "convertirse". Tener que dejar a su familia y a sus amistades o arrojar diez años por la borda. Eso no era maravilloso.

Demi lo consideró todo. Pensó que quizás podría vivir con él sin necesidad de convertirse, pero envejecería, su cuerpo y su mente se deteriorarían mientras que el cuerpo de Joe se mantendría fuerte y su mente permanecería lúcida; era insoportable. Ella sospechaba que él se quedaría con ella si esa fuese su elección, pero ante la idea de sus manos jugando sobre su arrugada y flácida carne, y su cabeza gris apoyada sobre su firme pecho..... no, no podría soportar que eso ocurriera entre ellos.

Por supuesto, ella simplemente podría tener un romance con Joe, luego podría romper con él dentro de diez o veinte años cuando la gente empezara a confundirla con su madre. Pero si ella ahora no podía ni pensar en alejarse de él voluntariamente; hacerlo después de amarlo y compartir su vida con él durante diez o veinte años sería imposible.

Lo que significaba que tenía dos opciones: Permitirle que la convirtiera y abandonar a todos los que ella había conocido y amado durante diez o veinte años, o marcharse ahora, mientras tuviera fuerzas. Ninguna opción parecía aceptable. A pesar de la distancia que los separaba desde que ella dejó Nebraska y se mudó a Nueva York, estaba muy unida a familia. Su madre y su padre a menudo viajaban a Nueva York para asistir a las funciones de teatro o ir de compras, y se quedaban con ella. Y sus hermanas hacían varios viajes al año a Nueva York, para hacerle una visita, ir de compras y principalmente quedarse con ella. Ellos eran su familia, la conocían y la amaban mejor que nadie. Habían fomentado que realizara su sueño de escribir, habían pensado que su intención de ser una editora en la ciudad era admirable. Eran su apoyo y la razón de su vida. Pero para tener a Joe, ella tendría que abandonarlos. O para tenerlos, ella tendría que dejar a Joe.

Demi apenas durmió esa noche. Por la mañana, se dio una ducha, se vistió y salió a coger el metro para Roundhouse. Su mente había estado moviéndose en círculos toda la noche y todavía no había conseguido una solución para poder quedarse con Joe y su familia. Eso la estaba volviendo loca. Estaba desesperada por escaparse de la preocupación un poco, y esperaba que el trabajo la distrajera completamente de su preocupación.

Taylor estaba en la oficina cuando ella llegó. A Demi no le había sorprendido. Los otros editores trabajan muchas horas y los fines de semana. Taylor, en cambio, estaba enormemente sorprendido de verla.

— Pensaba que estabas en Toronto ahora mismo, jugando a los besos con Joe. —Bromeó él, pero la preocupación se reflejó en sus ojos al darse cuenta de lo pálida y cansada que ella estaba. Esa preocupación resonó en su voz cuando él preguntó— Entonces, ¿estaba equivocado? ¿Él simplemente quería hablar del Tour?

Demi negó con la cabeza y pasando al lado de él caminó por el vestíbulo hacia su oficina.

— No estabas equivocado. No hablamos sólo del Tour.

— Entonces, ¿de qué hablasteis? —Preguntó Taylor, siguiéndola.

Demi colocó su maletín encima de su escritorio. Ella se quedó mirando fijamente hacia abajo manteniéndose callada. Entonces, en vez de contestar, preguntó:

— Taylor, si te dieran la posibilidad de vivir eternamente, ¿aceptarías?

Él comenzó a reírse a carcajadas.

— ¡Mierda, no! ¿Vivir eternamente y tener a los escritores persiguiéndome toda la eternidad? Santo Dios, tendría pesadillas.

Demi sonrió ante el exagerado horror que se reflejaba en su cara, pero dijo:

— Lo digo en serio, C.K. Si no tuvieras que volver a tratar con los escritores. Si pudieras vivir en otro lugar, con alguien al que ames muchísimo. Si tuvieras dinero, amor, vivirías eternamente sin envejecer nunca.

— ¿Cuál es el inconveniente? —Preguntó él con el cinismo que ella esperaba.

— La pega sería esa, que no envejecerías, que tendrías que dejar a tu familia y a tus amigos y desaparecer de sus vidas para siempre. Para tener un apasionado, y casi irrefrenable amor. Definitivamente tendrías que abandonar a muchas de las personas que amas.

Taylor silbó suavemente.

— Eso es algo duro. —Él lo pensó brevemente, entonces dijo:— Bueno, dependería de cuanto la amase a ella. Quiero decir, la familia es especial, pero ellos tienen su propia familia.

Demi frunció el ceño.

— ¿Qué quieres decir?

Él se encogió de hombros.

— Bueno, las parejas tiene hijos que crecen, se enamoran, abandonan el hogar y tienen hijos y crean una familia propia. La familia original es todavía importante para ellos, pero sus hijos se convierten en una prioridad. Cuando te encuentras en un problema, tu propia familia es lo primero.

— Sí, pero....

— ¿De quien hablamos es un hombre o una mujer? —Interrumpió Taylor. Demi parpadeó.

— ¿Qué?

— ¿El personaje? Supongo que estás tramando el argumento de un libro, ¿no?

Demi vaciló, luego asintió con la cabeza. No podía comentarle que estaban hablando de un hecho real. Él pensaría que estaba loca. Utilizaría esa vía de escape.

— Una Mujer.

Taylor asintió con la cabeza.

— Entonces, eso facilita las cosas.

— ¿Si?

— Si. Las mujeres se han enfrentado con esta decisión desde hace siglos. Desde la Edad Media hasta la actualidad, han crecido, se han casado y se han mudado con su familias, lo suficientemente lejos para no poder verla otra vez. —Observó él.— Después de todo, no se podía coger un avión.

— No. —Asintió Demi lentamente.

— Caray, tú te encontraste en una situación similar cuando viniste a trabajar aquí. Dejaste a tu familia en Nebraska.

Demi frunció el ceño.

— Eso es diferente. Están allí cuando los necesito. No es como si nunca los volviera a ver.

— Bueno, todavía estarán allí para este personaje, también. No es como si murieran cuando ella desaparece de sus vidas. Ella probablemente les podría ver desde lejos, mantendría contacto con ellos. Y si hubiera una emergencia, ella probablemente se podría acercar a ellos en un futuro. De alguna forma.

Demi asintió lentamente con la cabeza. No había pensado en eso. No podría hablarles pero...

— ¿Es un libro moderno o uno histórico como los primeros? —Preguntó Taylor.

Demi vaciló. Él obviamente pensaba que ella estaba preocupada por el último libro de Joe.

— Moderno. —Dijo ella al fin, dejándole creer en esa ilusión.

— Hmm, eso lo hace un poco más difícil. —Decidió él.

— ¿Por qué ? —Preguntó Demi.

— Bueno... si fuera uno medieval como el primero, entonces la protagonista podría mudarse y mantener correspondencia con su familia. Nunca sabrían que ella no envejecía. Pero hoy en día, sería difícil mudarse a algún lugar donde no pudieras coger un avión.

Eso podría funcionar, pensó Demi para sus adentros. Ella le sonrió.

— Eres muy bueno tramando complots, amigo.

— Por eso es por lo que me pagan tanto dinero. —Le dijo guiñándole un ojo.

Demi se rió. Ninguno de ellos tenía un buen sueldo. Estaban mal pagados, trabajaban demasiado y estaban estresados la mayor parte del tiempo. Y ella se había mudado de todas formas desde Nebraska. Todos estaban locos, pensó ella negando con la cabeza. Pero amaban los libros. Ella recogió su portafolios y se apresuró hacia la puerta.

— ¿A dónde vas ahora? —Preguntó Taylor con interés. Él caminaba detrás de ella.

— A casa para acostarme. Necesito dormir antes de que pueda considerar tus sugerencias correctamente.

•*´¨`*•♥•Vampiro Solitario•♥•*´¨`*• Jemi ★Cap: 54


Demi enrojeció, al parecer avergonzada de que sus palabras hubieran sido oídas por casualidad. Girándose hacia los dos, se retiró hacia un lado, al parecer esperando que Kevin se marchara por la entrada. Cuando él cerró la puerta, pero no paso por delante de ellos, echó un vistazo a su alrededor, mirando con sospecha la entrada cuando vio que él se había ido.
¿Cómo lo hizo? ¿Convertirse en un murciélago y volar?
— No, desde luego que no hizo eso. —Dijo Joe con voz rota.— Él ha ido a través de la casa hasta el garaje. Así evita la luz del sol.
— Hmmm. —Ella no le miró como si le creyera, entonces Joe esperó. Después, los dos escucharon el sonido sordo del motor de un coche; de la puerta del garaje de Joe salió un pequeño deportivo y Kevin salió con él con sus ventanas tintadas. La puerta de garaje se cerraba automáticamente detrás suya, y Kevin pasó hasta la entrada y la calle.
Joe esperó solo un latido de corazón, entonces suspiró y dijo:
— Demi, te lo dije. No te creas nada de todas esas tonterías que Bram Stoker ha escrito. No estamos relacionados con ellas y tampoco nos convertimos en murciélagos. No dormimos en ataúdes, excepto Kevin, quien jura que eso le ayuda para crear nuevas ideas para sus juegos. No estoy muerto. No eres una necrófila. El rigor mortis no causa mis erecciones. Lo haces tú.
Ella enrojeció ante sus últimas palabras, aunque no sabía si era por la vergüenza o el placer de que él lo supiera. Él sospechó que era un poquito de ambas cosas. Su postura se hizo un poco menos rígida, sus hombros se aliviaron de su postura militar, pero ella también suspiró lamentablemente cuando se giró.
— ¿Quieres que me crea que eres como todo el mundo?
— Lo soy. —Aseguró él. Entonces, para ser escrupulosamente sincero, tuvo que agregar.Bueno, como otro que toma sangre para alimentarse y vive cientos de años y nunca envejece o enferma... —Él hizo una mueca y se paró después de admitir eso. Esto no le iba hacer ganar puntos con ella.
— Los hombres normales no controlan las mentes de otras personas, Joe. —Le indicó Demi.
— No. Bien... —Él suspiróMira, no es algún poder místico. Nuestra sangre infectada hace que nuestros cuerpos sean más sanos. Somos más fuertes y tenemos más resistencia que las personas normales. Puedo levantar diez veces el peso de un hombre de mi tamaño, correr más rápido, golpear mas fuerte. Nunca me he preguntado por mi capacidad de leer y controlar la mente de la gente, pero había asumido que esto era solamente otra característica más realzada. Todo el mundo dice que la gente no usa su cerebro en su totalidad. Bueno, parece que la sangre de mi raza si lo utiliza. O, al menos, lo usamos más que las persona normales. Será probablemente una necesidad por la supervivencia como los colmillos.
Él dejo que lo asimilara todo, luego dijo:
¿Pero todo esto en realidad importa, Demi? Este hecho me hace diferente de alguna manera. Por que te amo, Demi. Con todo mi corazón. ¿No podemos dejar esto a un lado y encontrar un modo para estar juntos? Me gustaría que te casaras conmigo. Y pasar los próximos cien años o mas contigo.
¡Ya esta! Lo he hecho, pensó Joe. Él había luchado con sus propios dragones, colocando su orgullo y miedo aparte, diciéndole como se sentía. Ahora su corazón y su futuro estaban en sus manos. Y durante un momento él pensó que todo estaría resuelto. Lágrimas llenaron los ojos de Demi, dando alegría a su cara, y comenzó a acercarse hacia él. Entonces la puerta de la calle se abrió y las dos mujeres de la limpieza se movieron furtivamente. Ellas miraban a Joe como si él fuera un asesino en serie. O un vampiro.
Joe frunció el ceño en su dirección por interrumpir en un momento tan crítico, y las dos se estremecieron y avanzaron más despacio. Luego una de ellas agarró la muñeca de la otra y tiró.
— ¡Nos marchamos! Ya hemos llamado a la empresa y les hemos dicho lo rarito que es usted. Cancelaran su contrato. Tendrá que buscar otra empresa de limpieza para este lugar.
Joe suspiró cuando ellas echaron a correr, pasando por su entrada, bajando por la acera, hasta su coche con el logo de la empresa, ya que ellas habían aparcado en la calle. Se marcharon con un chirrido del caucho que le hizo suspirar otra vez.
Forzando una sonrisa de medio lado, Joe se volvió hacia Demi.
— Ves, tienes que casarte conmigo. Parece que espantó a todo el mundo.
Demi rió ligeramente, entonces agachó la cabeza mirándose detenidamente los dedos. Los enlazaba y desenlazaba nerviosamente. Él sintió que la primera punzada del miedo le golpeaba.
— ¿Demi?
— Yo... ¿Cómo podremos estar juntos, Joe? Vivirás otros cien años o más, sin envejecer, y yo...
Yo podría convertirte, como Kevin hizo con  Dani y Selena con Greg. —Él interrumpió su silencio. Pensó que había entendido todo. Al parecer, ella no lo entendía. Tampoco ella había dicho que le amaba, advirtió.
¿Convertirme? —Repitió ella, distraídamente.— Yo sería con tú, ¿Viviría para siempre? ¿Nunca envejecería?
Joe notó que él no había sido su primer pensamiento, sino vivir para siempre o no envejecer. Para muchas mujeres, estos dos últimos puntos eran una tentación bastante fuerte para mentir sobre el amor.
¿En cuanto a mi familia? ¿Cómo le explicaría...? —Ella hizo una pausa cuando él atrapo sus manos.
— Solo tendrías que desaparecer unos diez años más o menos. De hecho, así no se notaría cuando no envejecieras, y no podrías explicárselo sin arriesgar las vidas de mi familia. —Admitió él. Era algo que él había esperado mantener para si mismo hasta que él la hubiera convertido, atándola a su lado para toda la eternidad.
¿Dejar a mi familia? —Susurró ella, obviamente no muy feliz con aquel punto.
— Demi, ¿Ven dentro por favor? —Sus manos se deslizaban por encima de sus brazos, acariciándola. Él quería hacer el amor con ella, convencerla con su pasión. Él sabía lo embriagadora y seductora que podría ser. Ella no era la única que había experimentado ese doble placer. Él lo sabía, también. Incluso Joe compartió su excitación con ella, Demi se había abierto instintivamente y la había compartido con él. Esta era una rara experiencia, llena de la confianza y el amor que ellos habían compartido. Al menos eso había pensado. Nunca lo había experimentado con ninguna otra mujer. Pero ella todavía no le había dicho que lo amaba.
No se preocuparía, decidió Joe. La quería, la necesitaba, la amaba. Al infierno su orgullo, la tomaría de cualquier modo que él pudiera conseguirla, y usaría cada truco que conocía para lograrlo. Inclinó su barbilla, reclamando sus labios, besándola con toda la pasión que poseía, haciendo encajar sus cuerpos. Era como si ella hubiera sido hecha para él. Suave donde él era duro, dadivosa cuando él no lo era. Joe la abrazó más fuertemente y gimieron cuando él amoldó aun más su cuerpo contra el suyo. Estaba perdido con su mera presencia, con su cuerpo dolorido, y añoraba sus sonrisas y su risa suave. No podía perderla ahora. Y menos en este momento, pensó que él ganaría.
Demi cedió contra él con un suspiro, sus brazos se deslizaron por encima alrededor de su cuello, sujetándole tan desesperadamente como él la sostenía. Pequeños gemidos emitió su garganta cuando su mano encontró y ahuecó un pecho, pero entonces él la empujó rápidamente.
Rompiendo el beso, él la cogió por su muñeca, retirándola de la puerta de la calle.
Vamos dentro.
Demi se resistió, la pasión desapareció de su cara y algo semejante al temor lo substituyó. Sacudiendo la cabeza para despejarse.
— No, No puedo. Tengo que pensar.
Puedes pensar dentro. —Insistió, guiándola hacia la puerta.
— No. Harás el amor conmigo, me morderás y mi cerebro se hará papilla. —Ella retiró su mano hasta quedar libre y se sostuvo en el borde de la entrada.— Tengo que pensar, Joe. Me pides que deje todo lo que conozco, todo lo que amo.
¿Todo lo que amas? —Preguntó él suavemente, con dolor en su cara.
— No. Amo...
Joe contuvo su aliento. Si ella dijera que le amaba, nada sobre la tierra lo pararía hasta arrastrarla dentro de la casa, reclamarla para si e introducirse en ella. Pero a ella le faltó poco para admitirlo, su expresión fue cautelosa. Sacudiendo la cabeza, apoyándose en el marco de la entrada.
Tengo que ir a casa y pensar. Tengo que decidir....
Demi se dio la vuelta y comenzó a bajar por la escalera, pero él se apresuró para atrapar su brazo. Ella giró sus asustados ojos hacia él, y Joe sabía que ella temía que le negara su voluntad de elección. Por un momento, se sintió tentado. Pero entonces él recordó las palabras que un psíquico había dicho, y sabía que él no podía luchar con este dragón por Demi. Él había luchado con sus propios dragones, dejando a un lado su orgullo y miedo, colocando su corazón en sus manos. Ahora él tuvo que confiar en que ella fuera lo bastante fuerte para mantenerlo resguardado. Por lo que dejó caer su brazo y dijo:
Llamaré un taxi para ti. —Demi se relajó, una sonrisa de agradecimiento se formó en sus labios.
— Muchas gracias.